La Buena Semilla: Lunes 15 Mayo
Lunes
15
Mayo
Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros…

Este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.

Lucas 15:18-24
En un bar (2)

Al salir del bar, los amigos de Esteban lo felicitaron. Cuando se iban a separar, el hombre musculoso se acercó y preguntó:

–¿Podría verle mañana?

Esteban dudó.

–Sí, pero, ¿para qué?

–Su predicación me conmovió. Me gustaría hablar con usted; confío en usted.

Esteban aceptó, pero esperaba que el hombre olvidase el asunto. Sin embargo, al día siguiente llegó. Esteban lo hizo entrar:

–¿Qué me quería preguntar?

–Es una historia triste: mi mujer y yo estamos endeudados hasta el cuello. No paramos de pelear, soy adicto al alcohol… ¡Es una miseria! Desesperado, pidió:

–Por favor, ¡ore por mí ahora!

¡Qué sorpresa se llevó Esteban! ¿Debía confesar su engaño? Si lo hacía, aquel hombre perdería toda esperanza. Entonces, como pudo, tartamudeó unas palabras piadosas… El visitante le dio las gracias y le preguntó si podía volver. Esteban aceptó. Pero, ¿dónde iba a buscar palabras de aliento si él mismo también las necesitaba? Esta situación lo hacía sentir cada vez más incómodo. ¿Dónde encontrar ayuda? Quizá su vecino podría ayudarle.

Este último lo recibió gozoso. Esteban y su compañero visitaron frecuentemente la casa de aquel creyente, y a medida que leían la Biblia, abrían su corazón al amor de Dios que los buscaba. Pronto reconocieron su pasado miserable, culpable, y recibieron el perdón de Dios. Así encontraron la paz del corazón y la felicidad de la presencia divina.

1 Reyes 11:23-43 – Marcos 12:28-44 – Salmo 58:1-5 – Proverbios 15:17-18