La Buena Semilla: Sábado 2 Julio
Sábado
2
Julio
Ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti.
Salmo 39:7
Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de él es mi esperanza.
Salmo 62:5
La esperanza del cristiano

El poeta Alcuin (735-804) escribió: “La vida es la espera de la muerte”. Como todo hombre, el cristiano sabe que su vida terrenal tendrá un fin, pero al contrario del inconverso, posee una certeza: tiene la vida eterna que Jesucristo le dio. La Biblia declara: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna” (1 Juan 5:13).

Tal vez usted se pregunte: “¿Qué es la vida eterna?”. Jesús mismo responde: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). El creyente recibe esta certeza por la fe, certeza que descansa en el poder de Dios y en su amor (1 Corintios 2:5). Ella produce una feliz esperanza: estar eternamente con Jesús, su Salvador y su Dios.

El apóstol Pablo dijo: “Teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor” (Filipenses 1:23). Él esperaba ese momento en paz, confiado en las promesas de Dios. Pero no permaneció inactivo. Animaba a los creyentes a aguardar “la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”, a ser un pueblo “celoso de buenas obras” (Tito 2:13-14).

“El mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra” (2 Tesalonicenses 2:16-17).

Números 14:1-19 – 1 Juan 3 – Salmo 78:32-40 – Proverbios 18:14-15