La Buena Semilla: Domingo 2 Enero
Domingo
2
Enero
El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
Juan 3:3
Mas a todos los que le recibieron (Jesús), a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.
Juan 1:12
Tiene que nacer de nuevo

Una hora antes de nacer, ¿qué sabíamos del mundo? Si alguien nos hubiese explicado que íbamos a respirar, que caminaríamos, que el mundo es mucho más vasto que el regazo de nuestra madre… Y suponiendo que lo hubiésemos comprendido… ¿lo hubiésemos creído? ¡Ahora bien, entre nuestro mundo y el reino de Dios hay aún más diferencia que entre el regazo materno y nuestra presencia en el mundo!

Así como para venir al mundo tuvimos que nacer, también, para entrar en el reino de Dios, necesitamos un nuevo nacimiento, un nacimiento de arriba. Quizás usted se pregunte, como Nicodemo, a quien Jesús reveló esta necesidad de nacer de nuevo (o de arriba): “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?” (Juan 3:4). Escuche la respuesta de Jesús: “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:6-7). Este nacimiento es espiritual. Procede de la Palabra de Dios, de la fe en Jesús y de la acción del Espíritu Santo en nosotros. Para que esto se produzca debemos leer los evangelios con sencillez, humildad y oración. Por medio de esta palabra divina el Señor Jesús ilumina nuestro ser y produce la vida: entonces nos convertimos en “hijos de Dios”.

Solo así podemos ver el reino de Dios y entrar en él. Este ámbito está caracterizado por lo que Dios es, amor y luz, donde moran la justicia, la paz y el gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:17).

Génesis 2 – Mateo 2 – Salmo 2:1-6 – Proverbios 1:7-9