Francia ha sufrido una oleada de graves atentados. A esas escenas de violencia siguieron momentos de intensa conmoción e interrogantes para los familiares de las víctimas y para todo el país. El ataque perpetrado contra un periódico satírico suscitó reflexiones sobre los límites de la libertad de expresión y el deseo de hacer justicia por sus propias manos…
Cristianos, hasta el momento hemos apreciado la posibilidad que teníamos, en algunos países, de vivir “quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad” (1 Timoteo 2 : 2). ¿Durará esto ?
Todos quedamos impactados y, en cierta medida, todos nos identificamos con las víctimas. ¿Seré yo un día la víctima por el hecho de ser cristiano, por haber confiado en Cristo ?
Hoy él dirige mi vida ; estoy contento de vivir en un país donde puedo vivir mi fe con mi familia sin estar vigilado. Tengo la libertad de proclamar y cantar que él es el Señor ; de contar a mi prójimo en la calle quién es Jesús, sin ser acusado de atacar su libertad…
Sí, Jesucristo es el Señor. No porque declaró la guerra a sus enemigos, sino porque dio su vida por ellos. Aceptó servir a los seres humanos y sufrir una muerte cruel, sangrienta, para salvarlos. “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”, es decir, Jesús, que significa “Dios salva”. Un día todo el mundo tendrá que reconocer Su señorío (Filipenses 2 : 9-11).
2 Crónicas 32 : 20-33 - 2 Corintios 6 - Salmo 106 : 6-12 - Proverbios 23 : 17-18