Va’aiga Tuigamala, nacido en 1969, y conocido por el nombre de Inga, se hizo célebre en todo el mundo como jugador de rugby internacional por Samoa y Nueva Zelanda. Criado en una familia cristiana, Inga asistía regularmente a los oficios religiosos. En su adolescencia llegó a ser un deportista apasionado, y los temas de la fe pasaron a segundo plano. En la escuela, algunos de sus amigos tenían una conducta inmoral. Su formación cristiana le impedía unirse a ellos, pero finalmente la influencia de su entorno fue la más fuerte, y dio la espalda a la enseñanza que había recibido.
Sin embargo, en el transcurso de los años, esos jóvenes, uno tras otro, pusieron su fe en Cristo. Inga casi no podía creerlo. “Vi un cambio en sus vidas. Eran muchachos traviesos, siempre listos a hacer tonterías y a crear problemas… ¡Pero qué transformación!”. Inga los observó durante semanas, creyendo que no resistirían. “Nunca creí que esto fuera posible, pero constaté algo totalmente nuevo: vi la paz, el gozo y el amor en ellos”. Entonces Inga quiso tener lo que sus amigos poseían. Una de sus profesoras, que era cristiana, le explicó que debía confesar sus pecados a Dios y entregar su vida a Jesucristo. Le dijo que necesitaba “nacer de nuevo”. Esto sucedió en el año 1986.
Esta transformación también fue auténtica y duradera en Inga. Por medio de su testimonio, varios compañeros suyos conocieron al Señor Jesús, y tuvieron la paz y el gozo de vivir con él.
Números 36 – Lucas 10:21-42 – Salmo 89:1-6 – Proverbios 20:8-9