Con el título: «Jesús, tras la pista de un casi desconocido», una revista semanal publicó un artículo que quería seguir la vida de Jesús, mostrándolo como un desconocido para la gente de su época. Entonces podemos preguntar: ¿Cómo puede un desconocido que vivió hace más de 2000 años ser conocido hoy por millones de personas? Jesús no es un desconocido. Pero, ¿quién es él realmente para nosotros?
Su nombre significa Dios Salvador. Ese fue el nombre que tomó cuando vino a la tierra. El que era Dios se hizo hombre, sin dejar de ser Dios, para poder salvar a los hombres. Era Dios manifestado en carne (1 Timoteo 3:16). El Verbo fue hecho carne (Juan 1:14).
Pero el versículo de hoy nos dice que el mundo no reconoció su grandeza. Al contrario, Jesús fue despreciado porque era humilde y pobre. Su vida santa y sin pecado incomodaba a los demás porque revelaba las tinieblas profundas del corazón de cada uno. Los líderes religiosos y las autoridades civiles de la época lo condenaron a muerte, acusándolo de ser un impostor y un blasfemo. Los hombres son responsables de su muerte en la cruz; pero esta muerte es el medio a través del cual Dios quiere salvarnos de la condenación que merecemos.
En la cruz, Jesús cargó con los pecados de los que creen en él. “En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
¿Somos conscientes de todo lo que implica el nombre de Jesús?
Habacuc 1 – Filipenses 4 – Salmo 108:1-6 – Proverbios 24:10