Jamie, un chico canadiense, vivió en Ottawa en los años ochenta. Un día fue con su madre a comprar una sirena para su triciclo, como la de los policías. ¡Hacía mucho tiempo soñaba con ella! De regreso a la casa, Jamie probó su sirena, y el fuerte sonido hizo sobresaltar a un hombre que caminaba cerca de ellos. El hombre se detuvo en seco, aterrorizado, y luego huyó tirando la bolsa que llevaba… Varias joyas quedaron exhibidas en el piso.

La madre de Jamie las recogió y llamó a la policía; dichas joyas habían sido robadas en un reciente atraco. El niño acababa de impedir que el ladrón vendiera las joyas. La policía lo felicitó, pues se había convertido en su «ayudante» más joven.

Muchas personas infringen las leyes o hacen el mal sin que nadie las descubra. Pero la Biblia nos dice que Dios ve todo lo que hacemos e incluso lo que pensamos. Todo está escrito en su libro, el cual se abrirá un día para que todos sean juzgados según lo que está escrito en él. Dios es justo, y una sola acción equivocada nos aleja de él: merecemos la muerte. Porque, ¿quién puede decir que siempre ha hecho el bien?

La Biblia nos dice que Dios halló un medio maravilloso de reconciliar su perfecta justicia con su bondad. Este medio es Jesucristo, quien llevó sobre sí mismo el castigo por los pecados de los que creen en él. Para saber más, lea la Biblia, especialmente el Nuevo Testamento.

“Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:15).