La Buena Semilla: Viernes 23 Septiembre
Viernes
23
Septiembre
Los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Juan 3:19
Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios.
1 Pedro 3:18
Jesús de Nazaret (2)

– Un juicio injusto. En su gran mayoría, los hombres rechazaron a Jesús. Sus compatriotas lo entregaron a los romanos para que lo mataran. Pilato, el gobernador romano, les preguntó tres veces: “¿Qué mal ha hecho este? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré. Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron. Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían” (Lucas 23:22-24).

Los dos versículos de hoy explican por qué los hombres condenaron a Jesús, pero también por qué Jesús permitió que lo hicieran.

– La crucifixión. Se acostumbraba crucificar a los peores criminales, a los delincuentes más peligrosos. Y los hombres escogieron este suplicio para deshacerse de Jesucristo, el justo.

Jesús aceptó ser castigado en nuestro lugar, por nuestros pecados. Es como si dijera: “Sus pecados son los míos. Dios está airado contra el mal, entonces yo tomo ese mal y la ira de Dios sobre mí”.

Esto fue lo que sucedió mientras Jesús sufría clavado en la cruz. Las tinieblas cubrieron la tierra durante tres horas en pleno día. ¡El juicio de Dios contra el pecado cayó con toda su fuerza sobre Jesús! Al final de estas tres horas, Jesús dijo: “Consumado es” (Juan 19:30).

Luego murió. Después un soldado romano traspasó su costado con su lanza. De allí salió agua y sangre. El cuerpo de Jesús fue puesto en una tumba bien sellada y custodiada.

(mañana continuará)

Jeremías 52:1-16 – 2 Corintios 11:16-33 – Salmo 106:40-48 – Proverbios 23:29-35