Dentro de la famosa Torre de Constanza en Aigues-Mortes (Francia), una palabra grabada en una piedra hace aproximadamente tres siglos desafía el tiempo: “Resistir”. Esta inscripción es atribuida a Marie Durand (1711-1776), prisionera en esa torre durante 38 años debido a su fe. Ella la talló pacientemente, tal vez con una aguja. Sin duda esta palabra fue un incentivo para las que permanecerían prisioneras después de ella en esa torre, pero también lo es para todos los cristianos.
Este estímulo a resistir es para todos los creyentes que, en numerosos países, se enfrentan a la maldad de las autoridades, al acoso diario y a las persecuciones más severas. Ellos pueden contar con esta promesa de Jesús: “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2:10).
Pero esta consigna también es para nosotros que, por la gracia de Dios, no tenemos que resistir a una autoridad hostil. Porque Satanás es tan peligroso cuando toma la apariencia de una serpiente astuta que cuando actúa como un león rugiente. Él conoce bien el corazón humano; nos acecha, y aprovecha nuestras menores debilidades para llevarnos poco a poco a la deriva. No nos muestra a dónde quiere conducirnos y no dejará ir fácilmente al que cae en sus garras. Así que tengamos cuidado, cualquiera que sea nuestra edad.
Es cierto que el diablo es poderoso, pero nosotros estamos con Jesús. Él es más poderoso que el diablo, y lo venció en la cruz. Animémonos y fortalezcámonos “en el Señor, y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10).
Jeremías 45-46 – 2 Corintios 2 – Salmo 105:16-22 – Proverbios 23:9-11