La Buena Semilla: Domingo 21 Agosto
Domingo
21
Agosto
Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu.
Efesios 6:18
Las palabras nunca salían de mi boca

“Invité a Malaï, una joven madre tailandesa, a una reunión de oración de madres. Después de presentarla a otras cristianas, ella dijo:

– Saben, yo nunca he orado.

– No hay ningún problema. Usted puede sentarse simplemente y escuchar, pero si quiere orar con nosotras, es fácil. Orar es hablar con Dios utilizando palabras y frases sencillas.

Malaï empezó a orar durante el tiempo de adoración, de acción de gracias y de intercesión. Cuando la reunión terminó, le pregunté sonriendo:

– ¿Dijiste que no sabías orar?

– Cuando yo era budista, me respondió ella, quería orar y decir algo a Buda, pero las palabras nunca salían de mi boca. Solo hace cuatro días que soy cristiana, y durante la hora que acabamos de pasar juntas, las palabras de alabanza, de agradecimiento y de intercesión me vinieron naturalmente. Nunca antes había vivido algo semejante”.

Orar a Dios es hablarle como a un amigo que está sentado a nuestro lado. Cuando uno ora, la belleza del lenguaje no cuenta, sino dejar que el corazón se exprese libremente. Orar es dirigirse en palabras o pensamientos a Dios. Quizá sea también clamar, llorar… Es hablarle de nuestros problemas cotidianos, pero igualmente de nuestras alegrías. Es decirle ¡gracias!

La oración es la respiración anhelante del nuevo hombre, producida por la obra del Espíritu Santo, quien mora en todos los verdaderos creyentes. De ahí que hallar a alguien orando es verlo manifestando la vida divina en una de sus características más hermosas y conmovedoras: la dependencia.

(según F. Nichols)

Jeremías 24 – Lucas 24:1-35 – Salmo 97:8-12 – Proverbios 21:27-28