¿Cómo puedo estar seguro de tener la verdadera fe? Simplemente poniendo mi confianza en Dios, y en Jesús, el Salvador que Dios nos ha dado. Esto es lo que muestra la Biblia. No se trata de esperar cierto grado de fe, sino de saber que la persona en quien he creído es digna de confianza. Que me aferre a Cristo con la energía de una persona que se está ahogando, o que solo toque el borde de su manto (Lucas 8:43-44), estaré seguro, porque estoy unido al Señor por la fe. Lo sé porque confío en su obra cumplida en la cruz. Esto es lo que significa creer en él.
Si mi confianza está basada en mis obras, en mis prácticas religiosas, en mis sentimientos de piedad o en mi educación, estaré perdido para siempre. Solo la fe en Cristo, por más débil que sea, salva eternamente. La fe en uno mismo, por más fuerte que sea, no sirve para nada.
“Sí, yo creo en Cristo”, afirmó una joven. Pero cuando se le preguntó si era salva, respondió que no podía decirlo por temor a parecer pretensiosa. Sin embargo, decir que uno es salvo, que pertenece al Salvador, no es pretensión. Es la prueba de que confiamos en lo que Dios declaró. Podemos saber y decir que somos salvos porque la Biblia afirma que todo el que se arrepiente y cree es salvo. Jesucristo dijo: “El que cree en mí, tiene vida eterna” (Juan 6:47).
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” (Juan 10:27-9).
Jeremías 16 – Lucas 20:1-26 – Salmo 93 – Proverbios 21:9-10