¡Cuán hermosa es la imagen de un pastor llevando una oveja sobre sus hombros! A nuestros nietos les gusta verlo en un libro ilustrado que habla del Señor Jesús como el buen Pastor.

El pastor no solo alimenta a su rebaño. También se ocupa de las ovejas enfermas o heridas, y luego las lleva por caminos buenos.

“Confortará mi alma”. También podemos decir: “Él tiene cuidado” de nosotros (1 Pedro 5:7). Como el pastor lleva a sus ovejas, el Señor Jesús nos lleva sobre sus hombros y en su corazón. Nos ama tal como somos, pero quiere que progresemos en nuestra vida espiritual. Lo hará hasta el final, hasta que estemos en el cielo con él. “El que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).

“Me guiará por sendas de justicia”. El Señor nos conduce por el camino de su voluntad, lejos del mal, por “camino de paz” (Lucas 1:79). Él mismo traza este camino, no un camino “espacioso” en el que nuestros corazones naturales estarían a gusto, sino una “senda”, un camino “angosto”, quizá difícil… Pero qué importa, cuando es el Pastor quien nos guía (Mateo 7:13-14). Él nos guía para que hagamos lo que es correcto a los ojos de Dios, lo que él aprueba, de manera que nuestra conducta honre el nombre de Cristo.

“Porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7:14).