El Señor Jesucristo está a punto de volver, su regreso es inminente. Para los que gozan de la salvación que Cristo les dio, es una esperanza bienaventurada.
Otras personas, preocupadas por el estado del mundo, como por ejemplo por la ecología, sienten que algo grave pronto va a suceder. Por otro lado, escuchamos a los burladores y escarnecedores de todos los tiempos que repiten: “¿Dónde está la promesa de su advenimiento (venida)? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3:4). También en una parábola, el siervo malo dice: “Mi Señor tarda en venir” (Mateo 24:48).
Sin embargo, es cierto que “el que ha de venir vendrá, y no tardará” (Hebreos 10:37). “Por tanto… vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mateo 24:44). Estar preparado significa haber aceptado la salvación que Cristo nos ofrece gratuitamente.
Cristo prometió volver otra vez. ¿Dónde podemos leer esta promesa? Si vamos al evangelio según Juan, capítulo 14, la hallaremos entre los primeros versículos: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.
Esperamos el retorno de Cristo, pues es una promesa segura proclamada por la Palabra de Dios. Él volverá pronto para arrebatar a su querida Esposa, su Iglesia, es decir, para llevarse a todas las personas redimidas por su preciosa sangre e introducirlas en la “casa del Padre”.
2 Crónicas 34 – 2 Corintios 8 – Salmo 106:19-23 – Proverbios 23:22