Al sur de la tierra de Israel hay zonas áridas, casi desérticas. David había sido pastor y sabía lo que significaba conducir su rebaño a un lugar donde las ovejas pudieran descansar y refrescarse. Cuando habla de “delicados pastos” y de “aguas de reposo”, se refiere a un oasis, un refugio acogedor en un mundo hostil y agitado.
¿Cuál es el significado de estas ilustraciones para nosotros que conocemos al Señor? Jesús mismo es el alimento para nuestras almas, él es “el pan vivo que descendió del cielo” (Juan 6:51). Él tiene “palabras de vida eterna”, palabras que son espíritu y vida (Juan 6:63, 68), que responden a nuestra sed espiritual. El Señor quiere satisfacer nuestra alma y darnos descanso. A menudo nos dice, como a sus discípulos cansados: “Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco” (Marcos 6:31).
¿Cuándo disfrutamos realmente este descanso? En momentos de intimidad y comunión con él, a solas, leyendo su Palabra, orando y adorándolo.
Pero una oveja también descansa junto al rebaño. Así, el Señor conduce a los suyos a congregarse con otros cristianos para alabarle, cantarle himnos y escuchar su Palabra. Son momentos felices que reconfortan y refrescan el alma.
2 Crónicas 32:20-33 – 2 Corintios 6 – Salmo 106:6-12 – Proverbios 23:17-18