¡Solo la fe! «Usted dice que Dios concede la gracia, entonces, ¿no tengo nada más que hacer? Como no puedo “pagar” por mi salvación, y no tengo ningún mérito, Dios me salvará, él solo… ¿Es así?».
Sí, Dios lo salvará, «él solo» (si usted lo desea), porque no puede ofrecerle nada para satisfacer Su justicia y «borrar» toda su desobediencia a Su voluntad, de la cual usted es inevitablemente culpable. Es un regalo que Dios le ofrece: su perdón, y una relación con él como la de un padre bueno con su hijo. Pero como sucede con todos los regalos, usted solo podrá disfrutar el regalo de Dios si lo acepta, si lo “recibe”. Y esto solo es posible por la fe. Un niño debe extender la mano para recibir el regalo de sus padres. Luego lo «desenvuelve», lo contempla, piensa en él, incluso cuando está ocupado en otras actividades, deseando volver a disfrutarlo.
Lo mismo ocurre con la salvación de Dios. Debemos aceptarla por fe, para conocer mejor a su autor: Jesús, el Hijo de Dios, quien murió por mí, pero luego resucitó. La fe es la mano que se extiende para recibir el regalo de Dios. Es aceptar lo que la Biblia nos dice sobre Dios, es aceptar a Dios mismo, sin reservas, «cueste lo que cueste». Es un reto, pero vale la pena asumirlo, porque el regalo de Dios es la vida eterna, que consiste en conocer a Dios personalmente, y a Jesucristo el Salvador (Juan 17:3).
1 Crónicas 25 – Lucas 20:1-26 – Salmo 93 – Proverbios 21:9-10