George Müller (1805-1898) fue conducido a crear y dirigir, por la fe, grandes orfanatos en Bristol, Inglaterra. Este cristiano tenía una fe firme y práctica. Con respecto a la oración, decía a los jóvenes: «Es necesario orar no solo en las grandes dificultades… cuando nuestro amado cónyuge está en su lecho de muerte, o cuando nuestros queridos hijos están enfermos… ¡Debemos orar en todo tiempo, por las cosas pequeñas como por las grandes! Aprendamos a incluir la oración en todo lo que hacemos, desde la mañana hasta la noche, en todas las circunstancias de nuestra vida… Si recibimos un paquete cuya atadura no podemos desatar o cortar, pidamos ayuda a Dios… ¡nada es demasiado pequeño para que no podamos orar por ello, y el Señor Jesús nos ama tanto que desea ocuparse de todo lo que nos concierne… Queridos amigos creyentes, desde el comienzo de su vida cristiana, confíen en Dios para todo, con la misma sencillez que lo hace un niño. Trate al Señor Jesús como a su mejor amigo, y busque su ayuda en todas las circunstancias…
La vida de un hijo de Dios está llena de pequeñas dificultades. Si luchamos con nuestras propias fuerzas y nuestra propia sabiduría, siempre estaremos preocupados, pero si dejamos todo en las manos de Dios, él nos ayudará, y nuestro camino se esclarecerá. Así nuestra vida puede desarrollarse en la paz, por medio de la oración».
“La oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago 5:16).
2 Samuel 3:22-39 – Mateo 25:31-26:13 – Salmo 21:8-13 – Proverbios 8:22-27