A mi nieto le encantan los videojuegos, pero sabe que no debe dejar de lado su trabajo de la escuela para meterse durante horas en ese mundo virtual fascinante. Sin embargo, miles de jóvenes dejan que esos juegos absorban la mayor parte de su tiempo y así, desconectados de la realidad, entran en un universo fantástico, identificándose con héroes terroríficos de poderes extraordinarios. Las escenas violentas son frecuentes, y la misma muerte no es más que un incidente, seguido por otra «vida». ¡Cuidado! Detrás de lo que parece una simple diversión se esconde un peligro real. Muchos educadores estiman que la mayoría de esos juegos pueden ser nocivos y llevan a algunos a perder la noción misma de la realidad, que confunden con la ficción. Esto preocupa a muchos sociólogos, quienes no dudan en considerarla como una adicción peligrosa.
Amigos cristianos, ¡tengan cuidado! Todos sabemos que es más fácil abrir un juego en el ordenador o en el teléfono que dejarlo. ¡No perdamos nuestro tiempo! Dios nos invita a vivir una vida en abundancia, mucho más rica, fundada en una relación sólida con él por medio de la oración y la lectura de la Biblia, y que resplandece en el mundo real. Pensemos en los consejos del apóstol Pablo a Timoteo, su hijo espiritual: hagamos el bien, seamos ricos en buenas obras, atesorando un buen fundamento para el futuro, echando mano de la vida eterna (1 Timoteo 6:17-19).
2 Samuel 17 – Hechos 7:30-60 – Salmo 26:1-7 – Proverbios 10:15-16