La Buena Semilla: Domingo 25 Septiembre
Domingo
25
Septiembre
En esto hemos conocido el amor, en que él (Jesús) puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?
1 Juan 3:16-17
¿Amar al prójimo?
Lectura propuesta: Lucas 10:25-37

“Amarás… a tu prójimo como a ti mismo”: nadie puede negar el valor moral de este mandamiento divino. La fraternidad es recordada en las fachadas de las alcaldías francesas. También preconizamos el hecho de “vivir juntos” en un mundo pluralista. Sin embargo, continuamente se habla de personas que han sido robadas o asesinadas por otros.

Un líder religioso preguntó a Jesús: “¿Quién es mi prójimo?”. La pregunta demostraba que su corazón era incapaz de ver a su semejante como a su prójimo. ¿Tal vez pensaba que el prójimo se limitaba a su familia? El hombre es básicamente egoísta. Solo se preocupa por sí mismo y por sus intereses.

Jesús mostró que el que comprende quién es su prójimo se acerca con compasión a los desdichados, como lo hizo el buen samaritano de la parábola. Jesús siempre obró así. Él “anduvo haciendo bienes” (Hechos 10:38). No obstante, fue menospreciado y crucificado. El hombre demostró que no ama el bien y que su corazón es ajeno al amor. Por naturaleza nosotros somos “aborrecibles”, y nos aborrecemos “unos a otros” (Tito 3:3). ¿Cómo poner en práctica lo que Jesucristo nos pide hacer con nuestro prójimo: “Ve, y haz tú lo mismo”? Necesitamos un corazón semejante al suyo, que ame incluso cuando es rechazado. Si creemos en Jesucristo, él nos da ese corazón, un corazón renovado. Luego tendremos que sacar constantemente de la fuente del amor que está en Jesucristo.

Lamentaciones 1 – 2 Corintios 13 – Salmo 107:10-16 – Proverbios 24:3-4