El Abeille Bourbon es un remolcador de 80 metros de largo, con sede en Brest, Francia, equipado especialmente para el rescate marítimo. Atendido por una tripulación experimentada, opera desde Ouessant, frente a la costa de Bretaña. Ayuda a los barcos que están en peligro de naufragar, cuando las tempestades se desatan, y los remolca hasta los puertos más cercanos.
La Biblia menciona varias tempestades (leer Jonás 1:4; Hechos 27; Mateo 8:24…). Las tempestades simbolizan un tiempo de prueba. Dios, quien ama a todos los hombres, a menudo se manifiesta a través de ellas. Todo el que necesite ayuda debe pedirla, sin tardar, a Jesús el Salvador. En él descubrirá a Aquel que vive, que puede hacerse cargo no solo de su situación presente, sino de toda su vida. ¡Qué paz me da Jesús cuando comprendo que él tiene el poder de perdonar mis pecados y darme la vida eterna!
Los creyentes también atraviesan tempestades, por lo tanto necesitan ayuda. Como el barco es enganchado al remolcador, el creyente está unido a Cristo por el vínculo de la fe. En él está la fuerza. Él conoce el fin de la prueba y limita su intensidad (Job 1:12). Él tiene el poder, no solo para conducirnos en medio de la tempestad, sino también para detenerla: Él es Dios. Él es poderoso para llevarnos hasta el puerto.
Jeremías 7 – Lucas 13:18-35 – Salmo 90:1-6 – Proverbios 20:22