La Buena Semilla: Domingo 20 Febrero
Domingo
20
Febrero
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, el Señor me recogerá.
Salmo 27:10
El Padre mismo (Dios) os ama.
Juan 16:27
Un Dios de amor cercano a mí

“Tenía 20 años. Amaba a mis padres y los respetaba, pero ellos querían casarme a la fuerza. Deseaban un futuro feliz para mí, pero yo no aceptaba su manera de controlarme. Guardaba toda esa molestia dentro de mí, pues no podía explicarles nada. Mi padre era frío y muy autoritario. Yo recitaba la oración musulmana cuando tenía dificultades y me refugiaba en ella. Dios me parecía inaccesible, incluso si sabía que estaba presente. Para mí la oración tenía un poder mágico. Dios tenía el rol de un protector, pero eso era todo.

Entonces hui de casa y fui a trabajar en París; mis padres me rechazaron. Estaba desesperada, ya no quería seguir viviendo. Fue en ese momento cuando me puse nuevamente en contacto con un amigo, quien me habló de Jesús y de un Dios de amor que me conocía y me comprendía. Él se había convertido al cristianismo durante el tiempo en que nos habíamos distanciado.

Entonces me contó lo que Dios había hecho en su vida. Y era verdad, pues yo sabía cómo era mi amigo antes. Estaba transformado, radiante, transmitía paz. El Dios del que me hablaba, ¿podría ayudarme? Para mí, Dios estaba lejos. Nunca me habían hablado de un Dios de amor que pudiese acercarse a mí como un amigo.

¡Qué cambio cuando me convertí y pasé a ser una cristiana! Por medio de Jesucristo, mi Salvador, descubrí a un Dios que me escuchaba y me hablaba, un Dios al que podía orar como a un Padre. ¡Sí, Dios me comprendía! Entonces empecé una nueva vida”.

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él” (1 Juan 3:1).

Djamila

Éxodo 4 – Hechos 5:1-16 – Salmo 25:1-5 – Proverbios 10:7-8