Los días siguientes, Ian y Alan visitaron a otros grupos en la selva. Alan estaba sorprendido por la cálida y atenta acogida de los creyentes.
– No puedo entender por qué estas personas tan pobres se ven tan felices, declaró Alan en el camino de regreso.
– Es porque tienen a Jesucristo como su Salvador, saben que sus pecados fueron perdonados y tienen la vida eterna, respondió Ian.
Luego tuvieron una larga conversación. Así fue como Ian y Alan intercambiaron preguntas y reflexiones. Por fin, poco a poco, Alan experimentó la felicidad de tener a Jesucristo como Salvador, el gozo de ser perdonado y tener su lugar preparado en el cielo. Ese opositor a la propagación del Evangelio pasó pronto a ser un predicador convencido del mismo Evangelio.
¿Por qué los cristianos desean anunciar la buena nueva de la salvación a los que nunca la escucharon? Primero por obediencia al mandamiento de Jesucristo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). Luego porque están convencidos de que solo hay salvación en Jesucristo (Hechos 4:12), y quieren compartir el gozo de ser amados por un Dios vivo y misericordioso. No obstante, es necesario hacerlo respetando al otro y mostrando el amor que dicta el Evangelio.
“Así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra” (Hechos 13:47).
Génesis 40 – Mateo 23 – Salmo 19:11-14 – Proverbios 7:24-27