En un pueblo de Bangladesh, una mujer fue a ver a un misionero para pedirle que le prohibiera a su vecino cristiano continuar orando por ella.
– ¿Cómo sabe que él ora por usted?
– Pues bien, hasta el presente, adorando las divinidades hinduistas, yo estaba absolutamente tranquila, pero desde algún tiempo no lo estoy. Además, una vez me dijo que él oraba por mi familia, y mis dos hijas y mi hijo se volvieron cristianos. Si él continúa orando, podría hacer que yo también me vuelva cristiana. Es absolutamente necesario que alguien lo detenga…
La Biblia nos dice: “Orad unos por otros… La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto” (Santiago 5:16-18).
“El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:5-7).
Josué 19 – Colosenses 3 – Salmo 135:15-21 – Proverbios 28:25-26