Creemos en Dios, quien se revela en la Biblia. Sin embargo, hoy muchas personas han remplazado la realidad del Dios Creador por teorías. No debe sorprendernos si cada vez más el mundo va a la deriva en un océano de incertidumbres y creencias variadas. Ni siquiera el razonamiento humano más elaborado puede proporcionar una esperanza bien fundada y estable. Frente a tantos hechos tristes e incluso trágicos, una pregunta se impone: ¿Podemos esperar días mejores? En este mundo confuso y agitado, ¿de dónde puede venir algún remedio para tranquilizarnos?
Solo la Biblia da al hombre verdaderas certezas ante la angustia generalizada. Este Libro, reconocido por millones de seres humanos, nos muestra el orgullo y la miseria del hombre, pero al mismo tiempo nos revela la grandeza del Dios Creador y su amor hacia todos (1 Timoteo 2:4). Dios amó tanto a su criatura que envió a su Hijo unigénito para salvarla (Juan 3:16). Al contrario de lo que muchos piensan, el cristianismo de la Biblia no es una religión como las otras, ni entre otras. La Biblia da a conocer al hombre perdido el evangelio, que “es poder de Dios” (Romanos 1:16), el único capaz de dar certeza y paz. Jesucristo no es un líder religioso; él es la revelación directa del Dios único, del Dios vivo. Jesús dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre (Dios)” (Juan 14:9). Con él no tenemos una esperanza vaga, sino la certeza de días mejores.
Deuteronomio 17 – Juan 11:1-16 – Salmo 119:25-32 – Proverbios 26:1-2