La Buena Semilla: Martes 18 Abril
Martes
18
Abril
(Jesús dijo:) Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Juan 15:5
Creer y practicar (2)

A veces oímos decir: «¡Soy creyente pero no practicante!». ¿Qué pensaríamos de alguien que dijese: «Soy pianista, pero no practicante»? ¡Esta declaración se contradice a sí misma! Un creyente que no es practicante no es un creyente, pues “la fe sin obras está muerta” (Santiago 2:26).

Pero, ¿qué significa «practicar»? ¿Significa ir a la iglesia un par de veces al año, respetar algunos ritos o tradiciones, cumplir con todos los deberes religiosos comúnmente impuestos? ¡No! ¡Esto significa tener una relación personal con Jesucristo, el Hijo de Dios! ¿Cómo podríamos descuidar una relación tan importante? El apóstol Pedro escribió a los que habían creído en Jesús: “Aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso” (1 Pedro 1:8). ¿Cómo vivir en “la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20), sin que haya efectos en mi vida?

La fe y las obras hechas por la fe son inseparables. Esta vida en comunión con Jesús se manifiesta concretamente leyendo la Biblia, orando, reuniéndose con otros cristianos. Está caracterizada por el amor hacia los hermanos y hermanas, la generosidad, el deseo de obedecer la Palabra y hablar de Jesucristo en nuestro entorno. El evangelio dice que “por el fruto se conoce el árbol” (Mateo 12:33). Cada uno debe hacerse esta pregunta: ¿me parezco a un buen árbol o a uno malo? ¿Soy un verdadero creyente o me falta el vínculo vital con Cristo?

“Somos… creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10).

(continuará el próximo martes)

Ezequiel 40:24-49 – 1 Pedro 3 – Salmo 45:6-9 – Proverbios 13:24-25