La Buena Semilla: Viernes 11 Noviembre
Viernes
11
Noviembre
Allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.
Juan 19:18
Tres cruces

En la colina del Gólgota, cerca de Jerusalén, erigieron tres cruces; en cada una de ellas fue clavado un hombre. A cada lado había un malhechor, pero Jesús, en la cruz del medio, era diferente, era inocente. Su juez declaró: “Ningún delito hallo en este hombre” (Lucas 23:4); sin embargo, incitado por la multitud, lo condenó a muerte. Jesús sufrió, pues, el atroz suplicio reservado a los criminales, según las leyes romanas de la época. Todos se burlaban de él y lo injuriaban, incluso los dos malhechores crucificados con él. “Los principales sacerdotes… decían: A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él” (Mateo 27:41-42). Pero Jesús no lo hizo por amor a cada uno de nosotros, por amor a los que estaban allí insultándolo, por quienes oró: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).

Al oír esto, uno de los dos malhechores cambió de actitud, aceptó este perdón para sí mismo y se encomendó a Jesús para el más allá. “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. La respuesta fue inmediata: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:42-43).

En esta escena se encuentra toda la historia de la humanidad. Todos los hombres son culpables ante Dios y merecen su juicio. Todos excepto uno, Jesucristo, Dios hecho Hombre para sufrir ese juicio en lugar del culpable, para que así Dios pudiera perdonar al pecador. Unos aceptan esta gracia, otros son indiferentes.

Y usted, ¿de qué lado está?

“Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:14-15).

Deuteronomio 34 – Hebreos 3 – Salmo 120 – Proverbios 27:11-12