La Buena Semilla: Martes 8 Noviembre
Martes
8
Noviembre
Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos… Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió.
Salmo 33:6-9
¡Mi Dios es grande!

Tengo un amigo cuyo aspecto siempre es amable y tranquilo. Hoy me contó cómo Dios lo sostiene en medio de los grandes sufrimientos que atraviesa. Me describió los síntomas desconocidos, a veces extraños, que siente en su cuerpo minado por la enfermedad. Se hace preguntas sobre lo que le sucederá en los próximos días. Pero también me dijo: “Estoy en paz. No puedo explicarlo, pero la paz de Dios me invade y sobrepasa todos mis temores y mis razonamientos”.

Sonriendo me explicó que un capítulo de la Biblia lo animaba mucho desde hacía algunos días: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra… Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz… y separó Dios la luz de las tinieblas…” (Génesis 1:1, 3-4). En este texto introductorio de la Biblia Dios revela quién es él, subraya su majestad, su poder y su autoridad sobre todo. En el inmenso universo no existe nada por casualidad. Todo muestra la sabiduría y el orden del que llamó la creación a la existencia. Cada elemento aparece en su tiempo, espléndido, perfecto; luego toma el lugar y la función asignados por Dios. La composición final es magnífica.

Estas palabras animaban a mi amigo. Retenía interiormente este mensaje: “Hijo mío, recuerda que tu Padre es infinitamente grande. Confía plenamente en mí; ten la certeza de que puedes entregarme todos tus sufrimientos y tus preguntas, porque yo soy tu Dios”.

¿Conoce usted al Dios de mi amigo, el gran Dios, el único Dios justo y Salvador? (Isaías 45:21-22).

Deuteronomio 32:1-28 – Juan 21 – Salmo 119:153-160 – Proverbios 27:5-6