La Buena Semilla: Miércoles 12 Octubre
Miércoles
12
Octubre
(Jesús dijo:) Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador… Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.
Juan 15:1, 5
La vid y los pámpanos
Leer Juan 15

“En todo el mundo vegetal no existe ningún árbol que ilustre de manera más elocuente que la viña la relación del hombre con Dios. No hay ninguno cuyo fruto y jugo sean tan vivificantes y estimulantes. Pero tampoco existe ninguno que, al mismo tiempo, sea tan básicamente inútil, porque su madera no sirve para nada, sino para ser echada al fuego.

De todas las plantas, ninguna necesita ser podada tan despiadada e incesantemente como ella. Ninguna es tan dependiente de los cuidados del que la cultiva”. A. Murray

Comprendemos que Jesús haya tomado la imagen de la viña para enseñarnos una doble e importante lección. Él mismo se designa como la vid, el tronco de la viña; los creyentes son los sarmientos, dicho de otra manera, las ramas. Se entiende que la rama de un árbol solo está viva y puede producir fruto si está unida al tronco que la sostiene, y si la savia circula en ella.

“Permaneced en mí”, dice Jesús (la rama unida a la vid), “y yo en vosotros” (la savia circulando en la rama): es la primera condición para llevar fruto. “Porque separados de mí nada podéis hacer”, confirma el Señor a sus discípulos.

Segunda condición: someterse a una cuidadosa y competente poda por mano del viticultor, “el Padre”, para que llevemos más fruto. Llevar fruto, más fruto, es dejar que la vida de Jesús ocupe nuestros pensamientos, hacer su voluntad, hacer lo que le agrada.

Deuteronomio 6 – Juan 5:1-23 – Salmo 116:1-11 – Proverbios 25:6-7