La Buena Semilla: Domingo 9 Octubre
Domingo
9
Octubre
En una o en dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende… Óyeme tú a mí; calla, y te enseñaré sabiduría.
Job 33:14, 33
El objetivo de Dios

En el siglo 17, en el ejército de Cromwell, jefe militar de Inglaterra, el reglamento exigía que cada soldado llevara consigo un ejemplar de la Biblia. Un joven delincuente se había enrolado en esa tropa con la esperanza de obtener un botín. Como todos sus compañeros, tuvo que llevar una Biblia con él. Después de una jornada de rudas batallas, queriendo tomar pan de su mochila, puso la mano sobre el libro y descubrió un misterioso hueco redondo en la cubierta. Observó bien y notó que una bala había atravesado una parte del volumen, pero se había detenido en la página de Eclesiastés 11. Con asombro leyó estas palabras: “Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en los días de tu adolescencia… pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios” (v. 9).

¡Dios le hablaba! Fue consciente de que había rozado la muerte. Sin ese libro, probablemente estaría muerto y habría entrado en la eternidad sin estar preparado para encontrar a Dios. En ese mismo instante creyó en Jesús el Salvador y, desde entonces, lo siguió fielmente hasta el fin de su larga vida. Él solía decir: “Debo la vida a mi Biblia, la vida del cuerpo que ella preservó en el campo de batalla, y la vida de mi alma, que hallé en Jesucristo”.

Dios habla a los hombres de mil maneras: por medio de un accidente, un fracaso, una liberación, una decepción, o quizá por el relato que usted acaba de leer… El objetivo de Dios es alcanzar la conciencia y el corazón de sus criaturas. “Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo” (Proverbios 4:20-22).

Deuteronomio 4:1-24 – Juan 3:22-36 – Salmo 114 – Proverbios 24:30-34