¿Podemos hablar realmente de la unidad de la Iglesia? Exteriormente no vemos una sola iglesia, sino muchas iglesias que defienden sus diferencias…
Pero existe la realidad espiritual que solo Dios conoce a la perfección. Su Palabra declara que la Iglesia es fundamentalmente un solo cuerpo, formado por todos los verdaderos creyentes, en quienes habita el mismo Espíritu, y que tienen una misma esperanza.
– Un solo cuerpo: No diversos movimientos religiosos, ni inscripciones en un registro de miembros de una iglesia, sino un organismo vivo, un cuerpo animado por la vida de Cristo y que se encuentra en todas partes en donde esta vida existe. ¡Que nuestro amor y oraciones sean por toda la Iglesia!
– Un solo Espíritu: No voluntades independientes, ni costumbres culturales, sino un solo Espíritu venido de Dios para unir a los creyentes, fortalecerlos y dirigirlos. ¡Evitemos negar, mediante nuestros comportamientos, esta unidad establecida por el mismo Espíritu Santo!
– Una sola esperanza: No opiniones divergentes, sino un mismo futuro maravilloso. Por variadas que sean nuestras ocupaciones en la tierra, todos los creyentes tenemos el mismo destino: la casa del Padre, donde todos estaremos reunidos en torno a Jesús, nuestro Salvador.
Entonces la unidad fundamental de la Iglesia brillará en su perfección. ¡Qué gozo poder ver al fin a Jesús y adorarlo todos juntos!
Levítico 3 – Marcos 16 – Salmo 62:1-4 – Proverbios 15:31-32