La Buena Semilla: Domingo 1 Mayo
Domingo
1
Mayo
Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos… y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
Eclesiastés 2:11
Cristo… por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
2 Corintios 5:14-15
¡Quiero disfrutar de la vida!

Hay personas privilegiadas que se preocupan mucho por aumentar sus riquezas. La sociedad de consumo en la que viven las incita a querer cada vez más. ¡Piensan que nunca tienen lo suficiente para ser felices, y que siempre les falta algo! ¿Así se disfruta de la vida? En el momento de morir, ¿qué importancia tendrán mis bienes y todos los placeres que haya experimentado en la tierra? “En toda cosa hay que considerar el fin”, escribió un poeta francés.

La verdadera felicidad solo existe en la medida en que cada uno vive en armonía con Dios, su Creador. Para el creyente no se trata de “disfrutar la vida” haciendo lo que le place, sino más bien escuchando y haciendo lo que agrada a Dios, lo que él dice en su Palabra, y así recibir sus bendiciones. Disfrutar de la vida que Dios me da implica primero tener un encuentro con Jesucristo como Salvador y Señor. Por medio de él puedo conocer a Dios como mi Padre celestial; entonces mi felicidad consiste en conducirme de una manera digna del Señor, cumpliendo las buenas obras que Dios preparó de antemano para mí (Efesios 2:10).

¿Cree usted en el Hijo de Dios, quien murió y resucitó para darnos la verdadera felicidad, la vida eterna? Si todavía no tiene esta seguridad, acepte sin tardar ese regalo de Dios. Entonces podrá disfrutar realmente de la vida de hijo de Dios, y las “abundantes riquezas de su gracia” (Efesios 2:7).

Isaías 44 – Marcos 5:21-43 – Salmo 50:16-23 – Proverbios 14:25-26