«Alone Together». Este es el título de un libro de Sherry Turkle, experta en el impacto de la tecnología digital en las relaciones humanas. El título de este libro es sorprendente. A primera vista, los ordenadores, las tabletas y los teléfonos inteligentes facilitan los contactos y las reuniones. Favorecen muchas relaciones, pero a menudo sin ninguna implicación real… Los usuarios simplemente van de contacto en contacto, en detrimento de diálogos más profundos, de intercambios auténticos y cálidos.
¡Estamos solos a pesar de estar juntos! Cada vez hay más tecnología, pero menos relación humana. La tecnología digital, por muy poderosa que sea, no puede brindarnos una cercanía permanente. La soledad no es un problema técnico; tiene que ver ante todo con el corazón. Desde que nuestros primeros padres desobedecieron a Dios en el huerto del Edén, nuestros corazones se endurecieron. Esta dureza nos hace insensibles a la bondad de nuestro Dios Creador, y a menudo nos hace egoístas, indiferentes a las penas y alegrías de los demás. ¡Nos aleja de los demás!
La buena noticia, el Evangelio, es que Jesucristo vino del cielo para derribar estos muros de separación, muros entre el hombre y Dios, muros entre los hombres, entre los pueblos. Si creemos en él, Jesús nos da una vida nueva. Entonces podemos reconocer lo lejos que estábamos de Dios y de nuestros semejantes, y entrar en una verdadera relación con Dios, la de un hijo con su Padre. Y “juntos”, con nuestros hermanos y hermanas en la fe, experimentamos la paz y las alegrías de la familia de Dios.
Daniel 3 – 1 Juan 2:1-17 – Salmo 78:9-20 – Proverbios 18:11-12