Los astrólogos y videntes ofrecen sus servicios para revelar el futuro. Pero la Biblia nos prohíbe consultarlos. Solo Dios, quien es soberano y conoce el pasado, el presente y el futuro, puede declarar por anticipado lo que va a suceder. “Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho” (Isaías 46:9-10).
En la Biblia hay muchas profecías. Algunas ya se cumplieron, otras aún no, pero todas se cumplirán en el momento elegido por Dios. Cuando Jesús estaba en la tierra, dijo: “Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy” (Juan 13:19). Este es uno de los muchos testimonios de su divinidad. Él es Dios, el Hijo de Dios, quien sabe todo de antemano. Su venida a la tierra para cumplir estas profecías fue predicha con antelación. Más de 700 años antes de que viniera, Isaías predijo su sufrimiento y su muerte en la cruz (véase Isaías 53:7-10). Esto se cumplió hace cerca de 2000 años. Ahora que Jesús resucitó, esperamos el cumplimiento de su promesa: volver para llevar a los creyentes a la bendita presencia de Dios, junto a él (Juan 14:3). Esta promesa sostiene nuestra fe. Todos los que han puesto su confianza en Jesús cuentan con él para su futuro.
“Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén” (2 Pedro 3:17-18).
2 Reyes 16 – Efesios 4:1-16 – Salmo 71:7-11 – Proverbios 17:11-12