La Buena Semilla: Sábado 3 Junio
Sábado
3
Junio
En otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz (porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad).
Efesios 5:8-9
El fruto del Espíritu (6)
La benignidad

El quinto sabor del fruto del Espíritu es la benignidad. Esta virtud es muy parecida al siguiente sabor del fruto: la bondad. Es un estado de ánimo que lleva a realizar actos de bondad.

Ser benigno con alguien es, según la etimología de la palabra, desearle lo mejor, sin ideas preconcebidas. La benignidad es lo contrario a los celos o el resentimiento. Un pensamiento benévolo no tiene prejuicios, ni superioridad; es liberador, no encierra al otro. La benignidad también se manifiesta en la forma de hablar: una palabra recta y sincera, una palabra que anuncia el bien. La benignidad es visible en actos generosos y se une a la bondad.

Puede existir lo que se ha llamado «trampas de la benignidad», cuando esta se convierte en complacencia con el mal, en cobardía o, aún peor, en manipulación. La auténtica benignidad cristiana tiene cuidado de dejar a la otra persona su libertad. La reconoce en su diferencia, la acoge como amada por Dios, dando así testimonio de un Dios que vino para salvarnos, pero que no se impone.

La benignidad se pone en práctica mostrando interés por nuestro prójimo. Recordemos siempre que ella no es el resultado de nuestros esfuerzos, sino el fruto del Espíritu de Dios en nuestros corazones.

“El ojo misericordioso será bendito, porque dio de su pan al indigente” (Proverbios 22:9).

“Yo libraba al pobre que clamaba, y al huérfano que carecía de ayudador… al corazón de la viuda yo daba alegría. Yo era ojos al ciego, y pies al cojo. A los menesterosos era padre” (Job 29:12-16).

(continuará el próximo sábado)

2 Reyes 4:25-44 – Romanos 10 – Salmo 67 – Proverbios 16:21-22