Los evangelios narran que María quebró un vaso de perfume de gran precio y lo derramó sobre la cabeza de Jesús. Este acto, considerado como un desperdicio por algunos, suscitó muchas críticas. ¿Por qué no vender el perfume y ayudar a los pobres? Pero Jesús defendió a María y declaró delante de todos que aprobaba su gesto y lo valoraba. Lleno de amor por su Maestro, el corazón de María le impulsó a realizar este acto. Así se anticipó al momento de embalsamar el cuerpo de Jesús. Presintió que su muerte estaba cerca: ¡era ahora o nunca el momento de demostrarle su afecto!
Amigo cristiano, Jesús no valora sus acciones según los criterios humanos. Hacer lo que está a su alcance, pensando primeramente en el Señor, eso es lo que él aprecia; él ve los motivos que nos animan, el amor y la fidelidad que le mostramos. ¿Tiene limitaciones para servirle de manera visible, porque está postrado en una cama, discapacitado, o aislado en una cárcel? ¿No tiene a nadie a quien hablarle de Jesús? ¿Solo puede orar? ¡Haga por su Maestro sencillamente
Él lo apreciará y sabrá cómo animarle. Para él, lo que cuenta no es un trabajo visible y apreciado por los demás, sino un corazón rebosante de amor por él, como el de María. Entonces usted podrá descubrir las buenas obras preparadas por Dios mismo (Efesios 2:10). ¡Él sabe lo que está a su alcance y lo que no! “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas” (Eclesiastés 9:10).
2 Samuel 16 – Hechos 7:1-29 – Salmo 25:16-22 – Proverbios 10:13-14