Sea que miremos a través de un telescopio o de un microscopio, descubrimos, maravillados, la extraordinaria obra del gran arquitecto del universo, Dios. He aquí tres ejemplos:
– La temperatura: es de 15 millones de grados centígrados en el centro del sol, y nosotros estamos a 150 millones de kilómetros de él, la distancia justa para que la temperatura de la tierra sea compatible con la vida. ¿Por qué la tierra no está al doble de distancia o más cerca? ¿Casualidad o intención?
– La rotación de la tierra: cada año la tierra gira 365 veces sobre sí misma y da vuelta una vez alrededor del Sol. Si la tierra solo girara 36 veces al año, nuestros días y noches durarían 10 veces más, por lo que haría un calor terrible en un lado y un frío terrible en el otro. Desaparecería la vida tal y como la conocemos. ¿Coincidencia o intención?
– El aire: la atmósfera está compuesta por un 21% de oxígeno, la medida correcta. Si la proporción fuera del 50%, a la primera chispa habría un incendio generalizado en pocos segundos. ¿Casualidad o intención?
¡Es evidente que existe un Creador! Por medio de su creación percibimos su inteligencia y su poder. Pero a través de su Hijo, quien dio su vida en una cruz para salvarnos, Dios nos muestra su amor (Juan 3:16). Usted puede conocer a este gran Dios Creador a través de Jesucristo, nuestro Salvador, y recibir la vida eterna.
“Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo” (Efesios 2:4).
2 Samuel 17 – Hechos 7:30-60 – Salmo 26:1-7 – Proverbios 10:15-16