En la isla de Puerto Rico, el gigantesco radiotelescopio de Arecibo, cuya antena circular mide 305 metros de diámetro, explora el espacio profundo. En 1974 se intentó enviar un mensaje a otros mundos, pero la respuesta aún se espera.
En abril de 2018 la Nasa lanzó el telescopio espacial TESS, dedicado a buscar planetas fuera del sistema solar. El objetivo era, sobre todo, detectar señales de vida, y en lo posible, de vida inteligente. ¡Pero hasta ahora no se ha detectado nada!
Escuchar los mensajes del cielo es un ejercicio que los cristianos deberían hacer cada día. Para ello no se necesitan antenas ni ordenadores. Su Maestro en el cielo tomó la iniciativa de hablarles a través de su Palabra escrita, con la ayuda del Espíritu Santo. Así es como reciben comunicaciones del Señor del universo. Los mensajes enviados por Dios les hacen conocer más al Señor Jesús y su plan de amor para nosotros en la tierra.
“Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma” (Salmo 143:8).
¡Imaginémonos cuántas preguntas entusiasmadas surgirían si escucháramos un ruido portador de un lenguaje oculto! Cómo comprender entonces que tanta gente se atreva a rechazar el mensaje de Dios, quien dice: “No hablé en secreto… Yo soy el Señor que hablo justicia, que anuncio rectitud” (Isaías 45:19).
2 Samuel 15 – Hechos 6 – Salmo 25:11-15 – Proverbios 10:11-12