En 2015, en una isla deshabitada del noreste de Inglaterra, unos ornitólogos pusieron diminutos sensores electrónicos en algunos charranes árticos (golondrinas de mar). Los datos recogidos proporcionaron información sobre la ruta seguida por estas aves.
En julio, uno de esos pájaros que pesaba alrededor de 100 gramos voló hacia el sur. Pasó el invierno en el sur del océano Índico y regresó a la isla inglesa en mayo. En diez meses voló más de 95. 000 kilómetros. El líder del proyecto dijo: «El hombre necesita humildad para sostener en su mano un pájaro que ha recorrido semejante distancia».
Nos maravillamos ante la sabiduría del Creador. El sabio y todopoderoso Dios creó a estas aves para estos largos vuelos. Les proporciona los alimentos necesarios para que puedan volar más de 300 kilómetros al día.
¡El mismo Dios también cuida a los que confían en él! Cada día nos da nuevas fuerzas para que podamos avanzar en el camino de la fe. Por medio de su Palabra nos anima en los momentos difíciles, y dirige nuestros pensamientos hacia la meta celestial.
Es un milagro de su gracia mantenernos firmes, a pesar de las dificultades y tristezas. Solo con su ayuda podemos superar los obstáculos. Por eso cada día queremos poner la confianza en nuestro gran Dios. “Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas” (Isaías 40:29).
“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo 6:36).
2 Samuel 6 – Mateo 27:1-31 – Salmo 22:12-15 – Proverbios 9:1-6