La independencia y la autonomía son muy valoradas en la sociedad actual. Pero el cristiano debería preguntarse: ¿Está Dios en mis planes? En efecto, Dios es el único que puede guiar a los creyentes hacia una vida útil para él. Sin embargo, fácilmente tomamos decisiones sin consultar a Dios, ¡corriendo el riesgo de lamentarlo después!
Jesús había dicho a sus discípulos que, después de su resurrección, iría delante de ellos a Galilea. Ellos fueron, pues, a donde el Señor quería verlos (Juan 21:1-3). Sin embargo, volvieron a sus antiguas ocupaciones. Simón Pedro decidió ir a pescar y sus amigos lo acompañaron. En momentos de incertidumbre espiritual, a veces estamos dispuestos a actuar guiados por nuestros propios pensamientos y con nuestras propias fuerzas. El Señor les había dicho: “Separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). Trabajaron solos toda la noche, pero no pescaron nada. Por la mañana Jesús se acercó a ellos, les dijo que volvieran a echar la red al agua, y esta vez no podían sacarla, debido a la gran cantidad de peces.
Tomar decisiones por nuestra cuenta a menudo nos traerá crueles decepciones, desilusiones, situaciones peligrosas, a veces con graves consecuencias. Tengamos presente a Dios, sin reservas, en todos los detalles de nuestra vida, basándonos en su Palabra, para comprender cuál es su voluntad para nosotros.
Nehemías 6 – Juan 8:31-59 – Salmo 119:1-8 – Proverbios 25:23-24