La Buena Semilla: Lunes 13 Octubre
Lunes
13
Octubre
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad… Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.
Santiago 4:8-10
La epístola de Santiago (7)
El creyente arrepentido

El sacrificio de Jesucristo en la cruz tiene el poder para salvar a todo el que reconoce que es un pecador ante Dios. ¡Así se convierte en su hijo! Tristemente, incluso el creyente nacido de nuevo puede ser sorprendido haciendo o pensando el mal.

Leyendo la Biblia podemos descubrir que hay algunas cosas en nuestra vida que Dios no aprueba. Estos pecados no nos hacen perder la vida que Dios nos dio cuando nos convertimos a Cristo, pero sí oscurecen nuestra relación con Dios. Él nos sigue amando como hijos suyos, pero él es santo. Entonces, ¿todo está perdido para el creyente que ha pecado? ¡En absoluto! ¡Los recursos de la gracia de Dios son inmensos! Siempre existe la posibilidad de volverse a él para poner la vida en orden. No se trata de convertirse de nuevo, sino de reconocer ante Dios en qué hemos pecado. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).

Esta confesión debe ir acompañada por el arrepentimiento, es decir, por el profundo pesar debido al mal que hemos cometido, y por el deseo de no volver a hacerlo.

Cuando nos convertimos a Cristo, recibimos el perdón, pero vivir en comunión diaria con Dios requiere confesarle nuestras faltas. Estas son perdonadas sobre la base del sacrificio de Jesucristo, hecho en la cruz.

(continuará el próximo lunes)

Esdras 9 – Juan 5:24-47 – Salmo 116:12-19 – Proverbios 25:8-10