Un ejército que cuenta con un buen servicio de inteligencia tiene ventajas sobre sus adversarios. Hace muchos años el rey de Siria lo experimentó personalmente. Él no entendía cómo su enemigo, el rey de Israel, lograba frustrar sus planes. ¿Había un traidor entre sus oficiales? Uno de sus siervos respondió: “No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta” (2 Reyes 6:12). Para neutralizar a este molesto informante, el rey de Siria rodeó la ciudad de Dotán, donde se encontraba Eliseo.
El siervo del profeta se asustó mucho cuando vio al ejército enemigo rodeando la ciudad. Sin embargo, Eliseo estaba tranquilo: su mirada se centró en la poderosa fuerza del ejército del Señor, y dijo a su siervo: “No tengas miedo” (v. 16). Luego pidió a Dios que le abriera los ojos para que él también viera lo que los protegía de los sirios: “El monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo” (v. 17), enviados por Dios.
Cristianos, abramos los ojos de la fe para ver los cuidados y la protección del Señor. En medio del peligro, escuchemos su voz que dice: “No temas, porque yo estoy contigo” (Génesis 26:24). Su Espíritu, que habita en nosotros, puede guiarnos cuando no sabemos qué camino tomar. Cuando surjan las dificultades, aprendamos a reconocer la presencia del Señor cerca de nosotros, a buscar su voluntad y a dejarnos impregnar por su bondad.
Sofonías 3 – Judas – Salmo 110 – Proverbios 24:19-20