El profeta Zacarías anunció anticipadamente la crucifixión del Mesías y escribió: “Mirarán a mí, a quien traspasaron”. Es decir, se lamentarán cuando comprendan que no reconocieron a su Mesías y lo crucificaron.
Unos cinco siglos después, el evangelista Juan recordó este pasaje de Zacarías. Jesús fue crucificado, expiró, y un soldado le atravesó el costado con su lanza. La Palabra dice que esto sucedió para que se cumpliese la profecía: “Mirarán al que traspasaron”.
Lo que aún era futuro en tiempos de Zacarías, ahora era un hecho consumado, pues un soldado atravesó con su lanza el costado de Jesús crucificado. Sobre la cruz había un letrero que decía: “Jesús nazareno, Rey de los judíos” (Juan 19:19). ¡El crucificado era realmente el Rey, el Mesías esperado!
El profeta también anunció que, en un tiempo futuro, el pueblo de Israel se daría cuenta de su error. Si la crucifixión y la acción del soldado, anunciadas por Zacarías, se cumplieron, el resto de la profecía también se cumplirá sin falta. Cuando este pueblo reconozca a Jesús como el Mesías, se lamentará amargamente por el pecado que cometió…
La Palabra de Dios es precisa, y todo el que la lee con atención quedará sorprendido. Estemos seguros de que todo lo que ella proclama se cumplirá al pie de la letra: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Marcos 13:31).
“Me dijo el Señor: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra” (Jeremías 1:12).
Ezequiel 18 – Hechos 24 – Salmo 35:22-28 – Proverbios 12:3-4