La Buena Semilla: Jueves 21 Agosto
Jueves
21
Agosto
Tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos.
Salmo 73:3
Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
Salmo 73:26
Un enigma resuelto
Leer Salmo 73

¡Qué difícil es levantarse cada mañana y enfrentarse a la misma prueba! ¡Cuán duro es empezar el día sin saber si lo va a terminar, pues el sufrimiento es inmenso! Cuán insoportable es terminar el día con amargura, comparando su sufrimiento con la despreocupación de aquellos que ignoran voluntariamente a Dios, y para quienes todo parece ir bien, como escribe Asaf en el Salmo 73: “He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas. Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón” (Salmo 73:12-13).

En medio del sufrimiento, Asaf expresa su decepción y dice que en vano ha limpiado su corazón. En su agitación, compara su situación con la de los incrédulos que parecen felices. No encuentra una explicación, hasta el día en que decide descargar su sufrimiento en Dios.

Entonces la luz resplandece para él, sus tormentos mentales desaparecen. Su conciencia se despierta: comprende que la prosperidad de los “impíos” es su perdición, y que nada quedará de sus éxitos. Y aún más, comprueba que Dios lo ha tomado de la mano para llevarlo a él, a su presencia. Incluso se sorprende de haberse creído tan infeliz, cuando tenía el privilegio de estar con Dios. ¡Qué cambio!, podríamos decir. ¡No, y sí!

No, porque la prueba no ha desaparecido, sigue presente: su cuerpo y su corazón están agotados. Sí, porque ahora pone su confianza en la fuerza, la sabiduría y la gracia divinas. Sí, porque vivir cerca de Dios es su felicidad, y puede alabarlo sin reservas.

2 Crónicas 6:22-42 – Lucas 24:1-35 – Salmo 97:8-12 – Proverbios 21:27-28