La obra que Jesús hizo cuando vino a la tierra se resume en este versículo: “El Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo” (1 Juan 4:14). Jesús “se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Timoteo 2:6). Ahora la pregunta es: ¿Su obra fue reconocida por Dios? ¿Dios quedó satisfecho con este sacrificio? No se trata de nuestra opinión sobre lo que Jesús hizo; solo cuenta la de Dios.
Sí, Dios fue plenamente satisfecho:
– Resucitó a su Hijo de entre los muertos, prueba de que el pecado fue expiado.
– Lo llevó al cielo ante los ojos de sus asombrados discípulos.
– Dos ángeles anunciaron: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11).
– Finalmente, Dios le dio un lugar de honor a su diestra, lo que está ratificado en una veintena de pasajes del Nuevo Testamento. Este lugar es la respuesta de Dios al desafío de los hombres cuando Jesús estaba en la cruz: “Líbrele ahora si le quiere” (Mateo 27:43).
¿Podríamos poner en duda la perfección de la salvación que Dios nos ofrece, viendo las pruebas que nos han sido dadas? Dios está satisfecho con la obra cumplida por su Hijo, y ofrece su gracia a todos. Cada uno tiene la responsabilidad de volverse a él con una actitud de arrepentimiento y gratitud, para beneficiarse de ello. “Dios nuestro Salvador… quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:3-4).
2 Crónicas 1-2 – Lucas 22:24-46 – Salmo 95:6-11 – Proverbios 21:19-20