Muchas personas quieren ver a todo el mundo convertido al Evangelio de Jesucristo. Es un sentimiento loable, pues Dios mismo desea que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4). Pero el evangelio muestra que aunque Dios invita a todos los hombres a creer en su amor, no obliga a nadie a aceptar esta salvación gratuita que, con tanto amor, nos ofrece. Él da el perdón y la vida eterna al que cree en Jesús como su Salvador (Juan 3:16).
Jesús dijo a unos hombres que trataban de matarlo: “No queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:40). Sin embargo, ¡eran muchos los testimonios de que él era realmente el Mesías! Pero él no se impuso, y hoy tampoco lo hace. Vino a la tierra a buscar y salvar a los que saben que están perdidos. También dijo: “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Lucas 5:31). ¡La salvación, la vida eterna que ofrece es, pues, para los que reconocen que están enfermos de pecado y necesitan un Salvador!
¡Para ser liberado, acepte a Jesús como su Salvador! La fe es un caminar individual, es la respuesta a lo que Dios nos ofrece. Él espera que usted le abra su corazón. El mundo que rechazó y crucificó a Jesús continúa despreciando su amor. ¡Pero Dios es paciente y sigue llamando a todos los que desean ir a él por medio de Jesús!
“¿Quiero yo la muerte del impío? dice el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?” (Ezequiel 18:23).
Ezequiel 23:1-27 – Hechos 28:1-16 – Salmo 37:23-29 – Proverbios 12:15-16