La Buena Semilla: Sábado 21 Enero
Sábado
21
Enero
Dice el necio en su corazón: No hay Dios.
Salmo 14:1
He aquí que el temor del Señor es la sabiduría.
Job 28:28
¡Oh, Dios! ¡Perdóname! (2)

Todo el pueblo conocía nuestro plan. El domingo la iglesia estaba totalmente llena. El predicador comentó el pasaje: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo 14:1). Luego habló sobre la crucifixión de Jesús:

– El Hijo de Dios fue clavado en una cruz como un criminal. La gente se burló de él… Luego vino un soldado romano y le abrió el costado con una lanza. De la herida salió sangre y agua. Para los creyentes de todos los tiempos, esta escena suscita adoración: el amor infinito de Dios dando a su Hijo respondía al colmo de la maldad del hombre. La sangre que salió de la herida de Jesús muestra que Cristo murió por mis pecados. ¡Todo pecador puede ser lavado por esta sangre!

La predicación terminó; todo el mundo miraba a Ralph Newman. Pero este no se movía. De repente Ralph se levantó y gritó:

– ¡Oh, Dios, perdóname! Yo soy ese soldado, ese pecador. Yo crucifiqué a Jesús porque lo detestaba.

Hubo un silencio total. Unos minutos después Ralph hablaba con el que había dado el mensaje.

A partir de ese domingo, Ralph fue otro hombre. Se trasladó a Londres. Cuando se iba, le pregunté: ¿por qué ese cambio tan radical?

– ¡La crucifixión de Jesús! Cuando se habló del soldado que abrió el costado del Señor Jesús con una lanza, y de la sangre que purifica nuestros pecados, ¡tomé conciencia de mis propios pecados!

Ralph no los minimizaba. La escena de la crucifixión le hizo comprender el precio que fue pagado para perdonar sus pecados.

1 Samuel 17:1-30 – Mateo 13:44-14:12 – Salmo 14 – Proverbios 4:7-9