La Buena Semilla: Domingo 8 Enero
Domingo
8
Enero
Jesús… fue bautizado por Juan en el Jordán. Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.
Marcos 1:9-11
Jesús – el único Hombre que agradó a Dios (1)

Nació en un pesebre en Belén, creció en el hogar de José y María. Cuando era joven, aprendió el oficio de carpintero y vivió en el anonimato hasta los treinta años. Luego, antes de enseñar en público, fue al río Jordán para ser bautizado por Juan. Cuando salió del agua, se produjo un acontecimiento extraordinario: el cielo se abrió, el Espíritu Santo se posó sobre él en forma de paloma y, desde el cielo, Dios el Padre habló, diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mateo 3:17).

Algunos años más tarde, poco antes de la crucifixión, Jesús subió a una montaña con tres discípulos; allí escucharon nuevamente la voz del Padre confirmando el contentamiento que hallaba en Jesús (lea Mateo 17:1-5).

El primer hombre, Adán, ofendió a Dios; lo mismo hicieron todos sus descendientes. Pero Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, siempre hizo lo que agrada a Dios. Toda su vida contrasta con la del primer hombre.

Adán, tentado por Satanás, dudó de la palabra de Dios y de su bondad; le desobedeció por orgullo, porque quiso ser independiente. Así el pecado entró en el mundo con sus tristes consecuencias. Pero cuando Satanás tentó a Jesús, no logró desviarlo de su camino de perfección.

Los próximos domingos precisaremos algunas de las perfecciones morales que nuestro Señor manifestó, desde su nacimiento hasta su muerte.

¡Sí, al fin Dios pudo ver con agrado a un hombre, un hombre perfecto, es decir, Jesús!

1 Samuel 4 – Mateo 6:19-7:6 – Salmo 5:8-12 – Proverbios 2:10-15