Patrick Hamilton (1504-1528) era descendiente del rey Jacobo II de Escocia. Como estudiante en la universidad de París, conoció las enseñanzas de Lutero. Leyendo el Nuevo Testamento, rápidamente adquirió un profundo conocimiento de la Palabra de Dios, de la “verdad” (Juan 17:17). Viajó a Alemania en 1527 para ampliar sus conocimientos.
En la universidad de Marburgo, Hamilton escribió un libro que presentaba los contrastes entre la ley y el Evangelio, entre las obras y la fe. Afirmó la verdad bíblica de que el hombre solo es justificado ante Dios por la fe y no por las obras (Romanos 1:17).
Después de unos meses Hamilton, sintiéndose preparado, volvió a Escocia para servir a sus compatriotas. Desde su regreso a su tierra natal, fortaleció la fe de muchos predicando la Palabra de Dios. Muchos de sus familiares y algunos nobles, al igual que un gran número de campesinos y trabajadores, creyeron en el Señor Jesús.
Poco después, a la edad de 24 años, Patrick Hamilton fue acusado de herejía, debido a ciertas declaraciones que hizo en su libro, y tras un rápido juicio, fue condenado a muerte. El 28 de febrero de 1528 fue quemado en la hoguera. El suplicio duró seis horas, porque la leña no ardía. Durante este tiempo de sufrimiento, Hamilton rechazó todos los intentos de hacerle renunciar a lo que había enseñado.
Al final oró en voz alta y dijo: «Señor Jesús, recibe mi espíritu».
1 Crónicas 25 – Lucas 20:1-26 – Salmo 93 – Proverbios 21:9-10