¿Quién no se ha sorprendido, navegando por internet, al recibir publicidad relacionada con un artículo que ha consultado minutos antes? Nuestra actividad es rastreada por las famosas cookies, datos que quedan registrados en la web a raíz de nuestras búsquedas. Su objetivo es ofrecernos una publicidad personalizada. Esto nos hace sentir incómodos, espiados… como si nuestra vida personal estuviera expuesta a la vista de todos. ¿Toda nuestra vida está expuesta realmente delante de todos? No de todos, pero Dios ve todo lo que hacemos, e incluso conoce nuestros pensamientos. ¡Para él nuestra vida es un libro abierto! (Salmo 139).
La Biblia habla del rey Belsasar que, durante la celebración de un gran banquete, profanó los vasos de oro del templo, la casa de Dios (Daniel 5). De repente, a la vista de su corte, una mano apareció de la nada y escribió en la pared: “MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN” (Daniel 5:25), que significa: contado, pesado, dividido. Su vida fue pesada en la balanza divina, y el juicio de Dios cayó sobre él, porque despreció sus advertencias. Esa misma noche fue asesinado por sus enemigos.
Un día Dios nos preguntará qué hicimos con las capacidades que nos dio: nuestras facultades, nuestros bienes, la salud… Pero sobre todo, tendrá en cuenta si hemos aceptado a su Hijo Jesús, enviado para salvarnos.
¡Aceptemos, pues, la salvación gratuita que nos ofrece mediante la fe en su Hijo, y aprendamos a vivir para nuestro Salvador!
Daniel 5 – 1 Juan 4 – Salmo 78:40-55 – Proverbios 18:16-17