La Buena Semilla: Martes 1 Julio
Martes
1
Julio
Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Mateo 16:25-26
¿Tenemos el seguro adecuado?

Vivimos en una época en la que en muchos países nos aseguramos contra todos los riesgos imaginables: no nos olvidamos de nada, desde la rotura de un vidrio hasta un incendio devastador… Incluso puedo contratar un seguro para que asuma el gasto de mi propio funeral. ¡Lo suficiente para vivir con tranquilidad!

¿No deberíamos preocuparnos también, y ante todo, por lo que ocurrirá después de la muerte? ¿Qué son las pocas décadas de nuestra vida, comparadas con la eternidad?

Cuando tenga que dejarlo todo, mi seguro de vida podrá proteger de los problemas financieros a mis familiares, pero yo tendré que encontrarme con mi Creador; entonces el seguro que he contratado para mi vida terrenal no tendrá ninguna validez.

No se trata solo de un «riesgo» que podemos cubrir, sino de algo que ocurrirá inevitablemente. Un riesgo, por definición, es solo un eventual peligro. Pero el encuentro con Dios es una certeza, un acontecimiento ineludible. Y en este encuentro el único problema que se planteará es: ¿habré solucionado, o no, el tema de mis pecados ante el Dios santo, quien no puede soportar el mal?

Dios nos ama tanto que ofreció solucionar este asunto antes de que sea demasiado tarde. Cada ser humano puede ir a Jesús y confesarle sus pecados, reconociendo que Cristo murió en la cruz en su lugar, para perdonarlo. ¡Esta seguridad es real y gratuita, pues Jesús pagó el precio!

Daniel 4:1-18 – 1 Juan 2:18-29 – Salmo 78:21-31 – Proverbios 18:13