La Biblia contiene 66 libros escritos a lo largo de 1500 años por unos 40 autores. Es una verdadera biblioteca, la más extraordinaria que existe.
A pesar de la diversidad de estilos de escritura, autores, circunstancias y lugares de redacción, la Biblia muestra una admirable unidad, desde el primer libro, el Génesis, hasta el último, el Apocalipsis.
Es un libro incomparable porque describe el estado moral del hombre, sin esconder su pecado, pero con miras a su salvación. La Biblia es como un espejo, no oculta nada; habla a la conciencia, pero también al corazón de cada persona. Toca al ser humano en lo más profundo de sí mismo, sin halagarlo nunca, sin eludir sus necesidades emocionales y sus instintos naturales, siempre con el objetivo de ayudar.
Es un libro admirable que, en un par de líneas o palabras, puede elevar el espíritu para recibir y aceptar las revelaciones de Dios.
Es el libro más precioso que todos los tesoros, porque proclama el amor de Dios, quien ama al pecador. La prueba de este amor es el don de Jesucristo, su Hijo unigénito, quien vino a este mundo, “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
La Biblia es un tesoro que podemos descubrir siempre que la leamos y la meditemos con el deseo de conocer a Dios y al que él envió, Jesucristo.
“El temor del Señor será su tesoro” (Isaías 33:6).
Daniel 3 – 1 Juan 2:1-17 – Salmo 78:9-20 – Proverbios 18:11-12